Sabrina Ferilli nació el 28/06/1964 en Italia.
Sabrina Ferilli nace el 28 de junio de 1964 en Rome, Italia.
Hereda el compromiso político de su padre, funcionario del partido comunista. Después de diplomarse en el liceo clásico, no fue admitida en el Centro Sperimentale di Cinematografia, pero no se rindió: asistió a clases de dicción y mientras tanto empezó a conseguir pequeños papeles en el cine, teniendo cuidado de no quedarse encasillada en el género erótico de ínfimo nivel al que su físico exuberante parecía destinarla. Después de trabajar en películas de distinto género, del policiaco (“Caramelle da uno sconosciuto”, 1986, de Franco Ferrini) al formalista con alguna pretensión (la ópera prima de Alessandro D’Alatri “Americano rosso”, 1991) pasando por la comedia (“Il volpone”, 1988, de Maurizio Ponzi), se dio a conocer en “Diario di un vizio” (1993) de Marco Ferreri, donde - en el papel de la camarera Luigia, la novia del protagonista - dibujó un extraordinario personaje femenino, marcado por un vitalismo descarado y provocativo, encarnado de maravilla con su cuerpo sensual. La confirmación de sus cualidades de intérprete se produjo al año siguiente con “La bella vita” de Paolo Virzì: en el papel de Mirella, una dependienta de supermercado dividida entre la lealtad hacia su marido obrero y la atracción por el presentador de una televisión local, Ferilli realizó una magnífica interpretación que le valió los premios Nastro d'Argento y Ciak d’oro a la mejor actriz. Trabajó muy bien también en “Vite strozzate” (1996) de Ricky Tognazzi, donde interpretó a la esposa de un empresario víctima de los usureros, y en “Ferie d’agosto” (1996) de Paolo Virzì, en la que era una mujer rica, casada con un hombre que la quiere pero no la comprende: al mismo tiempo, obtuvo un gran éxito en el teatro con “Un paio d’ali” (1996) de Pietro Garinei y triunfó 4 años después, al lado de Valerio Mastandrea, en una nueva versión de “Rugantino”. Desgraciadamente, más adelante le costó encontrar papeles adecuados para la gran pantalla y acabó por desperdiciar su talento (“A ruota libera”, 2000, de Vincenzo Salemme; “Christmas in Love” de Neri Parenti); en cambio, en televisión, consiguió una enorme popularidad gracias a la afortunada serie “Commesse” (1999), firmada por Giorgio Capitani.
Fuente: italica.rai.it