Jake Gyllenhaal nació el 19/12/1980 en Estados Unidos.
Jake Benjamin Gyllenaal nació el 19 de diciembre de 1980, y desde que tiene trece años no ha parado de actuar en toda clase de películas. Su papá, Stephen Gyllenhaal, director de varias producciones pequeñas y relativamente desconocidas, fue de alguna manera su mentor y el de su hermana (Maggie Gyllenhaal) desde la infancia, y fue también el que les dio algunos de sus primeros papeles en sus propios trabajos. Su mamá, Naomi Foner, les infundió con su vocación como escritora el amor por los libros. Ambos padres, con sus ambiciones artísticas y con su ejemplo, crearon dos de los actores más especiales y curiosos de esta generación.
Pero aparte de los trabajos que le daba su papá y los pequeños papeles que conseguía, parece que Gyllenhaal encontró su vocación, los papeles que de verdad lo emocionaban, el año en el que Richard Kelly lo contrató, junto con su hermana, para protagonizar Donnie Darko, una película de ciencia ficción tan bizarra e intrigante como se puede imaginar. Y aunque no recibiera en su momento la debida atención entre los grandes teatros, lo cierto es que se convirtió, con el tiempo, en una obra de culto para algunos cinéfilos. Su personaje en esta película, y como lo sería en muchas otras, era el de un joven relativamente marginado que no terminaba de encajar del todo en el mundo. Sus siguientes trabajos, La buena chica, Moonlight mile, Lovely and amazing y Highway parecen confirmar su obsesión con este tipo de personajes.
Y aunque después de estrenar El día después de mañana (su primera gran producción) hubiera dado la impresión de haber abandonado el cine independiente para participar, ahora sí, en películas de grandes presupuestos, todavía sostiene que “nadie se acuerda de la mayoría de las películas que hacen mucha plata, y no estoy interesado en hacer películas de las que nadie se acuerda”.
Jake Gyllenhaal es uno de los pocos actores en los que podemos reconocer al hombre de la vida real a través de los personajes que interpreta. Su vida es todavía la de un adolescente relativamente perdido, y que a fuerza de libros y de su trabajo sobrevive en este mundo. “Ser una estrella no es duradero. La vida no debería ser sobre eso. Es una ilusión completa que no tiene nada que ver contigo. Para mí entender la vida es lo más importante” dijo en algún momento. Creo que todavía, después de más de diez años de trabajo, podemos decir tranquilamente que Gyllenhaal ha conseguido, a lo largo de su carrera, mantenerse fiel a su personaje; que hasta el día de hoy todos los que hemos visto su trabajo mantenemos la firme idea de que él, a pesar de su éxito con las mujeres y su repentina fama, sigue siendo un hombre tímido e inseguro que, por cosas del destino, quedó atrapado dentro de un cuerpo que, según él, no le pertenece de todo.