Mike Leigh nació el 20/02/1943 en Inglaterra.
Director y guionista británico, es uno de los más personales y creativos realizadores del cine contemporáneo, dueño de un estilo experimental y renovador en cuanto a técnicas de rodaje e interpretación.
Pensando en dedicarse a la actuación, estudió en la Academia Real de Arte Dramático de Londres, que luego cambió por la Escuela de Cine de Londres. Esto sucedió tras comprobar que disfrutaba más de escribir y dirigir que del arte de la actuación.
Sus inicios fueron en el teatro, dirigiendo obras suyas como The Box Play y Bleak Moments. En 1972 debutó en cine con la versión fílmica de Bleak Moments. Luego dirigió varios telefilms, como Nuts in May (1976), Kiss of Death (1977), Who's Who (1978).
Su primer suceso como director fue High Hopes (1989), una sátira a la Inglaterra pos-Thatcher. Luego realizó La vida es formidable (Life is Sweet, 1990), una comedia aparentemente superficial con sutiles actuaciones. En Naked (1993), protagonizada por David Thewlis, ya se vislumbra su experimental propuesta interpretativa, que le valió ser elegido Mejor director en el Festival de Cannes.
A esta película le seguiría el drama familiar Secretos y mentiras (Secrets and Lies, 1996), su gran éxito internacional, que lo llevó a ser reconocido por Hollywood. Brillante exploración de la intimidad de una familia, Secretos y mentiras desarrolla originales técnicas de actuación que consisten -en términos generales- en filmar sin guiones definidos. Los rodajes son intensas jornadas de trabajos grupales con los actores, que improvisan según algunas líneas previamente establecidas y son filmados con cámaras preferentemente fijas que se detienen largos minutos en sus rostros.
Tras este film, Leigh realizó Simplemente amigas (Career Girls, 1996), otra indagación en las relaciones personales que continúa, en una época distinta y con personajes reales, en Topsy-Turvy (idem, 1999), basada en la peculiar sociedad creativa de los famosos compositores de opereta Gilbert y Sullivan.
A diferencia de muchos de sus connacionales contemporáneos -entre ellos Ken Loach-, el cine de Leigh no profundiza en el aspecto político de las historias, pero tiene el valor de un realismo casi documental.