La película Una luz de esperanza fue dirigida por Lionel Chetwynd
Berlín, 1938. Los nazis destruyen los comercios y las consignas antisemitas se mezclan con los gritos desaforados de “Heil Hitler”. En el medio de este caos hay un pulcro periodista norteamericano, completamente fuera de lugar. Sin embargo, no hay otro sitio en la Tierra donde Varian Fry debería estar. Está implicado. Es testigo directo. En Nueva York nadie le cree. El destino de los judíos europeos se enfrenta, principalmente, a la apatía y la incomprensión. De a poco, Fry consigue el apoyo de un grupo de insólitos aliados de la clase alta. En 1940 llega a Francia con una organización privada de ayuda norteamericana y pone en marcha una serie de métodos que, aunque ilegales y peligrosos, logran dejar en libertad a miles de hombres y mujeres que enfrentaban el exterminio.