La película Una vida iluminada fue dirigida por Liev Schreiber
Jonathan es un coleccionista. No de cualquier cosa, sino de cosas relacionadas con su familia: todo lo que junta (fotos, mechones de pelo, la dentadura postiza de su abuela muerta) lo cuelga en una pared abarrotada de bolsitas familiares. Justo antes de morir, su abuela le entrega una foto de su marido con un lugar, una fecha y el nombre de una mujer escrito al dorso. Acto seguido, lejos de allí, en Odessa, Ucrania, una familia cena y discute como casi todas las familias del mundo. El abuelo y Alex, el hijo mayor, son enviados a recibir a un turista judío-norteamericano que paga en dólares para visitar el pueblo en el que vivieron sus ancestros, que en eso consiste el negocio familiar. El americano es, desde luego, Jonathan, que sube aterrado al pequeño auto conducido por el abuelo, que dice ser ciego, junto a su perra guía de nombre Sammy Davis Junior Junior y un muchacho que debe tener su edad, alto y rubio, vestido como un negro del Bronx en los ochenta. Así comienza un viaje para encontrar el pueblo que no figura en los mapas, donde vivía la mujer que salvó de los nazis al abuelo de Jonathan.